lunes, 24 de enero de 2011

Fuerzas opuestas del mercado financiero

Editorial La Nación 24-01-11

Según el Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE), la dirección del mercado cambiario estará determinada por dos fuerzas contradictorias: el pago de ¢95.000 millones del Fondo de Capitalización Laboral y el eventual endeudamiento externo del Estado costarricense para financiar el déficit del sector público consolidado.

La primera estimulará el consumo y la demanda de importaciones y, por consiguiente, empujará el tipo de cambio hacia arriba; la segunda produciría el efecto contrario por la afluencia de divisas en el mercado interno, siempre y cuando un porcentaje elevado del endeudamiento del sector público se produzca en el exterior.

La conclusión preliminar del Instituto es que, a estas alturas, resulta prácticamente imposible predecir con certeza la dirección del tipo de cambio, pues es muy difícil saber cuál de las dos fuerzas contrarias prevalecerá. Quizás tenga razón. Habrá que valorar otros factores internos y externos que inciden en la oferta y demanda de divisas, e indagar cuáles serán las respuestas que darán las autoridades, particularmente el Gobierno y el Banco Central, a las mencionadas fuerzas encontradas.

El estudio del IICE es relevante y aporta elementos de juicio importantes para indagar los posibles efectos en el mercado cambiario. Faltó, sin embargo, un elemento esencial: los posibles efectos del pago del Fondo de Capitalización Laboral y la mayor afluencia de divisas en la liquidez y el gasto internos y, por tanto, en los niveles de inflación que podría experimentar el país en el 2011. La situación podría ser delicada si no se adoptan medidas preventivas.
El Fondo de Capitalización Laboral se distribuye entre los participantes cada quinquenio. Según el IICE, es posible que un porcentaje elevado de la distribución se destine al consumo, razón por la cual podrían elevarse las importaciones totales de bienes y servicios, así como el tipo de cambio. Pero no se puede descartar que la mayor demanda se destine también al mercado interno, por lo que aumentaría la presión sobre los precios al consumidor. Ese posible efecto se agregaría a la presión que ha venido experimentando el índice de precios al consumidor (IPC) en los últimos tres meses, a las metas ambiciosas de los bancos estatales de incrementar el crédito interno, el alza del petróleo y otras materias primas, y podría poner en entredicho las metas inflacionarias del Banco Central.


Un efecto similar en la liquidez y el gasto produciría el financiamiento del déficit del sector público en el exterior. El año pasado, unas tres cuartas partes del faltante fiscal se financiaron en el mercado interno, por lo que el efecto en el tipo de cambio por la oferta de divisas no fue muy pronunciado. Fueron, más bien, las entradas privadas de capital las que influyeron en la apreciación del colón. Pero si este año el financiamiento externo del sector público aumenta, el impacto podría ser mayor. Además, habría que agregar el efecto monetario de la mayor afluencia de divisas por el endeudamiento y su venta al Banco Central, con el consiguiente aumento en la emisión y liquidez. En resumen: si el Gobierno se endeuda en el exterior, deprime el tipo de cambio; si lo hace en el mercado interno, presiona las tasas de interés para atraer más inversión extranjera y, de nuevo, afecta el tipo de cambio. Reducir el gasto público para evitar ambos efectos parece la solución más acertada.

El 2011 parece un año complicado desde el punto de vista macroeconómico.

El déficit del Gobierno Central (aún no conocemos el del sector público consolidado) podría rondar el 6% del PIB y existe también un desequilibrio creciente en la balanza de pagos. La brecha se ha podido financiar con entradas de capital, públicas y privadas, pero la situación podría no ser sostenible a mediano plazo. Tal y como lo expresamos en otras oportunidades, al país no le conviene mantener un desequilibrio por mucho tiempo. Si las entradas de capital mermaran, el tipo de cambio podría reaccionar de manera impredecible. Y como la suerte del proyecto de reforma tributaria es incierta en la Asamblea Legislativa, pareciera prudente que el Gobierno empiece a implementar desde ya medidas de recorte del gasto. Una acción igualmente responsable por parte del Banco Central sería recomendable para evitar que la inflación se le salga de las manos.

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