lunes, 31 de enero de 2011

Programación macroeconómica del B. C.

Editorial La Nación 31-01-11

La programación macroeconómica del Banco Central, aprobada por su junta directiva la semana pasada, revela pocos cambios en las políticas económicas. Por consiguiente, habrá también pocas variantes en los resultados esperados. La economía costarricense se comportará en forma muy similar al año anterior, sin gran deterioro ni , tampoco, gran mejoría en las principales variables. Se pierde así la oportunidad de avanzar hacia mejores niveles de estabilidad, crecimiento y progreso económico y social.

Si comparamos los resultados económicos obtenidos el año pasado con los programados para el 2011, vemos con claridad las limitaciones del nuevo plan: el crecimiento de la producción real en 2011 se mantendrá casi igual que en 2010 (4,3% vs. 4,2%); la inflación rondaría el 6% en ambos períodos (si es que se logra mantener dentro de la meta); el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos más bien se deterioraría un poco (pagos 4,2% del PIB frente a 3,6% del PIB); la inversión directa aumentará levemente; el déficit consolidado del sector público superará el 6% del PIB; la liquidez y el crédito se mantendrán en niveles similares (9,3% y 10% frente a 9,7% y 9,3%); el saldo en las reservas monetarias internacionales aumentará ligeramente gracias al programa de fortalecimiento de reservas decretado el año anterior; y no habrá ninguna mejoría en las pérdidas de operación del Banco Central que, más bien, aumentarán.

Las políticas económicas del Banco Central, especialmente las de carácter cambiario y monetario, también tienden a mantener el statu quo. La institución se aferrará al régimen de bandas establecido años atrás sin mostrar ninguna intención de migrar a corto plazo (entre 1 y 3 años) hacia un régimen de flotación del tipo de cambio para lograr mejor control de la política monetaria. Eso significa que, si las cotizaciones rondan este año la banda inferior, continuará la intervención para defenderlas, y la consiguiente emisión y expansión de liquidez que afecta las metas de inflación (o las pérdidas de la institución, si decidiera absorber el exceso) Tampoco migrará a corto plazo hacia un esquema de metas explícitas de inflación (inflation targets), como le han recomendado los organismos internacionales.

Sabemos, desde luego, que los resultados de la economía costarricense estarán altamente influidos por las vicisitudes de la economía internacional, especialmente por la evolución de los países desarrollados con quienes más comerciamos. Su bajo crecimiento económico y la pobre rentabilidad continuarán gravitando sobre nuestras exportaciones y las entradas de capital, y los precios del petróleo y algunos comestibles incidirán en los precios internos. Y, sobre eso, poco o nada se puede hacer. El Banco Central es consciente de esa realidad. Pero eso no significa que deba cruzarse de brazos.

El Banco Central no parece estar dispuesto a implementar una política monetaria congruente con una meta más baja de inflación, sino, más bien, permitir una expansión crediticia un poco más holgada que el año anterior, según notamos anteriormente. La demanda interna, en consecuencia, crecerá en términos reales (5,4%) más que el PIB (4,3%). Eso explica, en parte, por qué la inflación programada será mayor (5%) que la originalmente prevista para este año en la programación del año anterior (4%).

Nosotros señalamos en un editorial anterior que, en vez de suavizar las metas, el Banco debería más bien ajustar sus políticas para lograr los buenos resultados que se había propuesto, y reducir sus pérdidas de operación en vez de aumentarlas. Pero no fue así. Su programa macroeconómico ahora lo confirma. Debería, sin embargo, ser un poco más propositivo en sus planes de migrar hacia el esquema de inflation targets, para lo cual debe desprenderse de su intervención en el mercado cambiario.

Otros países latinoamericanos están logrando menores tasas de inflación y mayor crecimiento económico en esta misma coyuntura, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Por qué tiene Costa Rica que renunciar a esas mismas mejoras? Es la pregunta que nos deberíamos hacer todos, incluyendo el Gobierno y Banco Central. La ejecución del programa apenas está empezando. El Banco debería esforzarse por lograr metas superiores a las programadas.

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